Cuando vives y revives los momentos que hacen patente la imposibilidad de dar vida, es inevitable recordar que en el mundo hay quien puede y no quiere, por la razón que sea. En estos momentos, la envidia me hace presa, el dolor me invade, y, finalmente, la libertad me enoja, me entristece.
Luego pienso que ya son demasiados los casos cercanos en los que se hace patente que la vida propia y ajena no esta en nuestras manos y que lo único que tenemos – temporalmente- es la propia, la cual tiene sentido mientras se tenga un aliento de vida.
¿En dónde están nuestros niños? no lo se, no llegaron a este mundo porque; uno fue un deseo, la otra se hecho para atrás en el ultimo momento y el último solo alcanzo a gestarse, pero todos ellos nos dejaron un aliento de vida, por lo que fueron y no son, ¡por lo que nos están pidiendo que seamos!
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